Ignorarlos, es lo mejor, ignorar esa inseguridad que el tiempo y las cicatrices del pasado crean en ti, ignorarlo, sobre todo cuando tienes a alguien especial, alguien que es diferente al resto, una persona de verdad.
Que cuando hables con ella todo desaparezca, que incluso a pesar de tanta distancia te alegre el día con solamente palabras, que aunque no se de cuenta ya te esta haciendo feliz, hace que todos esos pensamientos se desvanezcan, desaparezcan ya que no tienen excusa para estar allí, que esa inseguridad desaparezca.
Y cuando se va todo vuelve, quedan restos de ella, de esa luz que te quita cualquier mal, esa inseguridad sigue allí, susurrando cosas al oído, intentando confundirte, volviendo a lo de siempre, ignorarlo todo, saber que todo eso es mentira, que la única verdad es ella, esa persona que te hace feliz con tan solo escribirte unas palabras en un teclado y tu las veas en un pequeño monitor.
Quizás algún día se vaya, mi cabeza diga basta y quede curada de esa maldita inseguridad que el pasado ha implantado en mi cabeza, mientras tanto te tengo a ti para recordarme de que en el mundo siguen existiendo personas maravillosas como tu.
Después me dices que pego saltos de alegría cuando te vas, los saltos los pego cuando vienes, cuando se de ti, tan altos que tengo chinchones en la cabeza de darme contra el techo y cuando estoy contigo no los pego porque estoy abrazado a ti.
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