Una luz que me ilumine, que me saque de toda esta oscuridad, una oscuridad que yo he mismo aceptado, que introduje en mi interior a cabo de los años, para así no sufrir, para nunca más sentir nada y vivir.
Pero a veces echo de menos tu luz, esa calidez que me dabas cuando me abrazabas, cuando estábamos juntos bebiendo cerveza, hablando, notaba esa calidez tuya y me gustaba, me acostumbré a ella.
Pero ya no siento esa calor, no veo esa luz que me iluminaba el camino haciéndolo todo más fácil, haciendo la ilusión de que era feliz, me acostumbras, me enganchas a una cosa y me la quitas.
Aunque lo niegue, aunque ya no sienta nada en este cuerpo vacío, en este corazón marchito, necesito esa luz, la tuya o la de alguien similar, alguien que me complete, que me llene, pero esa luz nunca llegará y la tuya nunca más volverá a mi vida.
Tampoco se vive mal en esta completa oscuridad, simplemente es acostumbrarse a ella, dejarte llevar y seguir la vida como se pueda, hasta la esperanza de una nueva luz se ha perdido, ya no se que significa esa palabra... esperanza.
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